domingo, diciembre 04, 2011

Como siempre, tarde // fotografía: Kurt Vonnegut (tomada de algún lado de la red)




Siempre llego puntual a aquellos escenarios que no cargan, por sí mismos, demasiado valor.
Acostumbro siempre estar en el sitio acordado al menos con diez minutos de anticipación.
Sin embargo mi carente impuntualidad tiene su espejo en mi arrepentimiento. Sí, ese frente al cual no puedo hacer nada.

Incluso llegué tarde a mi propio nacimiento porque vine a parar en este mundo una semana más tarde de lo que debía (nací de 41 semanas... me negaba ¿eh?...)

Yo no tenía nada que ver con el nacimiento, porque aunque era mío yo no podía controlarlo.
Por eso cargo, intuyo, una forma belenezca de llegar tarde. A la presentación de libros, a la fotografía memorable, a los autores ideales.

A nueve años, cien mil kilómetros, siete días, catorce años... siempre llego tarde y no sé bien si la vida me hace esto para que yo enmiende esos retrasos o simplemente me quede, desde la ventana, lamentando lo que no ha podido ser.

¿Qué ha sido esta vez? Pues un autor, aprovechando diciembre.
Descubro, a cuatro años de su muerte, a Kurt Vonnegut...
Y ahora, las noches las mastico entre Pamuk y Vonnegut... y sí, lógico... algo de Medicina para no perder ni el semestre ni la mala costumbre.

Si no han leído a los autores citados, los recomiendo. Son demasiado buenos... Pamuk para atraparte y Vonnegut para sacudirte con fuerza.

Feliz nueva semana, para todos... Yo recibiré la mía desde la cama, aprovechando mi lunes y mi martes de vacación...