Puedo decirles que hoy es cierto que me siento yo, que me siento en una silla y siento, que más allá de esto soy y que lejos de pertenecerme, me pertenezco.
Vaya tarde… cierro un libro, abro un bostezo.
En mí despiertan todas las dudas que no has sabido apaciguar. En mí se clavan los reclamos, en mi carne se entierran los por qué y los hasta cuándo, de mi boca florecen los silencios imperdonables.
En mí se hace el día y la soledad.
Como preparar café, las ideas hierven, las azucaro, las bebo, las olvido. ¡Maldita sea, cómo adoro comer estas galletas!
Sucede que hay días en los que como hoy, me veo en vísperas de un aniversario (camino a los tres años), me veo a días de volver a la Facultad de Medicina para enfrentar todo aquello que aún me resta por aprender... Pero mientras todo llega, todo se toma su tiempo, yo sigo en mi ventana, añorando otras ventanas y comiendo Spekulatius (Spéculoos o Speculaas, en Bélgica).
Digo Spekulatius porque las que estoy devorando son traídas de Deutschland...
Una catársis con sabor a canela,
Belén