QUITO - ÚLTIMO DÍA DE OCTUBRE
Y caminamos
por el mismo trayecto donde mil veces antes estuve yo con mi soledad. Aquellos años,
cargada de ilusiones y sin miedos, ahora, con miedos del presente y con mis
padres. Hay que ver cómo cambia la vida, cómo nos transita la ironía.
Anduvimos,
sí, camino abajo con el sonido de la pobreza y la desilusión de todas las
calles, con la prisa del alma que se llevan los diablos, en la Plaza Grande, en
el atrio de San Francisco, en la capilla del milagro de la Dolorosa del
colegio, en Santo Domingo de fantasmas y siniestros, en la Basílica de mis
recuerdos.
Anduvimos,
sí, en la misma calma de mis latidos de hace otros tantos calendarios.
Hoy quizá
no anduve sola, hoy ya no recibí penas aunque sigo cargando cadáveres que debo
enterrar.
Hoy fui a la
par de mis padres, caminando, por la ciudad que mi vida forjó.
No puedo
ser menos andina, no puedo ser menos quiteña. No.
Belén Andina, Belén...