(De los periódicos)
EL AMOR DESENTERRADO
Jorge Enrique Adoum
Cuál de los dos murió primero
callando ante la verdad de los cuerpos que dialogan
en esta antigua tragedia anterior a la tragedia antigua,
porque cómo se hace -avisen, habría que decírselo a todos
para morir juntos sin desclavarse,
interminable hazaña nupcial no repetida
porque desde entonces ya no supimos cómo.
interminable hazaña nupcial no repetida
porque desde entonces ya no supimos cómo.
Cuál pudo ver en el otro, espiándole por partes, la agonía,
en qué momento se truncó el arco que describe el deseo
antes de terminar con el vencedor besando agradecido la ingle en despedida
y quedarse así con la pierna detenida para siempre en el viaje a la
entrepierna
(lentitud de quienes adueñándose del gozo se adueñaron del tiempo)
por donde pasa el viento áspero de la península con sus toallas de arena
cada mañana después de cada noche de ese ensayo general de los actos del acto.
(¿O fue un acto inacabado,
palabra que la muerte detuvo en la primera sílaba,
tantas veces repetida por nosotros hasta ahora y tartamuda,
creyendo cada vez que es una muerte pequeñita,
contentos como quienes bailan esas danzas
cuyo origen ritual han olvidado?)
palabra que la muerte detuvo en la primera sílaba,
tantas veces repetida por nosotros hasta ahora y tartamuda,
creyendo cada vez que es una muerte pequeñita,
contentos como quienes bailan esas danzas
cuyo origen ritual han olvidado?)
Amaos por favor, seguid amándoos
vorazmente insatisfechos por los siglos de los siglos de los siglos,
no desateis la inicial inmemorial amarra
porque qué nos restaría de esta amorosa e insolente estatua,
ni cómo iríamos a comprobar que álguienes se amaron
si de pronto estos huesos polvo fueran,
deshaciéndose en la tardía sacudida del espasmo
cien siglos después de haber comenzado apenas a tocarse con los dedos los
labios
vorazmente insatisfechos por los siglos de los siglos de los siglos,
no desateis la inicial inmemorial amarra
porque qué nos restaría de esta amorosa e insolente estatua,
ni cómo iríamos a comprobar que álguienes se amaron
si de pronto estos huesos polvo fueran,
deshaciéndose en la tardía sacudida del espasmo
cien siglos después de haber comenzado apenas a tocarse con los dedos los
labios
y nos quedáramos así sin pruebas
de que existió la eternidad un día.
de que existió la eternidad un día.
7 comentarios:
el amor y la vida tienen más sentido ante hallazgos como estos
mi abrazo, belén, ya ves que no te he ovidado
santi
----"(...) Yo sé que ésta vez también te vas a salir con la tuya
no tardes muy mucho ni tampoco tan poco
ahí estaré como si te deseara mujer de prójimo.(...)-----
adivina de quien es.
viera
el gran jorge enrique adoum.
viva el ecuador, carajo!
te rindes?
jorge enrique adoum
viera
bieeeenn, wambra, un máquina ese poema, te has ganado un poroto, es un poema que rompe fronteras, un algo fabuloso, buen gusto...
Belén chévere tu nota pero esa imagen no es la de Los Amantes de Sumpa...
Lo sé jajaja pero me inspira más esta imagen del abrazo eterno que la otra...
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