Dicotomía incruenta
Oliverio Girondo
Siempre llega mi mano
más tarde que otra mano que se mezcla a la mía
y forman una mano.
Cuando voy a sentarme
advierto que mi cuerpo
se sienta en otro cuerpo que acaba de sentarse
adonde yo me siento.
Y en el preciso instante
de entrar en una casa,
descubro que ya estaba
antes de haber llegado.
Por eso es muy posible que no asista a mi entierro,
y que mientras me rieguen de lugares comunes,
ya me encuentre en la tumba,
vestido de esqueleto,
bostezando los tópicos y los llantos fingidos.
Con el tiempo ajustado, como la piel, a una realidad delgada.
Pero dejo el poema, que lleva ese y otros tantos sabores...
Digo yo, cualquiera podía decirle "sí, Oliverio"
Abrazos
Abrazos
1 comentario:
Un genio!
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