BACK TO EUROPE
Hace ocho años tomé un avión en Bruxelles con destino a Ecuador. En ese momento, cuando me despedí de mi entonces pareja y agarré mi mochila y mi vida, supe que tenía que darme formas para descongelar la vida que había empezado y era entonces una prioridad el volver.
El viaje de regreso al país donde nací fue de lo más rápido. Me coloqué el Ipod y lloré un rato hasta que me quedé dormida. El aeromozo de KLM se encargó de ponerme la almohada y la cobija. Para cuando desperté, era Quito y había sol.
Empecé las clases a las pocas semanas de haber regresado. Mi español era una mezcla de acentos, mi francés estaba bastante fluido y mis sueños se iban guardando. La Facultad de Medicina me distrajo durante algunos años; las pruebas, los compañeros, los pacientes y la insolencia de la gente hicieron que yo muera de rabia e impotencia durante mucho tiempo.
Acabé mi carrera hace escasos cuatro meses. Procuré dejar la medicina en un cajón durante el último año y así fue como me metí de lleno en el italiano (quinto idioma que manejo más o menos con decencia).
La posibilidad de continuar mis estudios en el extranjero era una idea que tenía sembrada desde que empecé la carrera. Y la posibilidad de hacerlo en Europa nunca estuvo descartada.
Pese a la cantidad infinita de papeles, los trámites en los diferentes ministerios y embajadas, los pagos, las deudas, la incertidumbre, debo sonreír al ver que tengo de nuevo todo listo para salir de aquí.
Dejo mi vida, quizá ahora más que nunca. 25 años viviendo con mi familia y ahora es cuando me voy para lo que parece ser un "siempre". A armar mi vida, empezar con mi soledad a construirme desde una cuenta bancaria a nuevas anécdotas, a conseguir una especialidad y un salario... a jugar a los adultos hasta convertirme en uno de ellos.
Cuando empecé con este blog nunca imaginé que pasaría tan rápido todo. Aunque no pude dejar constancia de todas las cosas que vivía lo cierto es que intenté en buena medida dejar mis huellas para la posteridad.
Hoy, sábado en la noche, estoy tirando a la basura los cuadernos viejos, los poemas que no necesito... miro del otro lado de mi ventana, converso con mi hermano menor... y trato de hacer que 26 años de vida quepan en dos maletas de 20 kilos each.
Me voy esta vez a España. Al menos por cinco años. A tratar de conectar con todo aquello que me fue aliviando durante los últimos ocho años... a buscar a los poetas, a escuchar poesía, a vivir entre versos... y a seguir preparándome un curriculum que me dé para comer.
¿Me quedaré definitivamente en Europa? Es algo que aún no he planeado. Pero, vamos, nunca planeo nada en realidad.
Solo sé que seguiré construyendo opciones y lanzándome hacia la mayoría de ellas para ver, después de miles de tropiezos y desaciertos, cuál de todos los caminos me sigue dando material para continuar.
Belén, de regreso al continente.
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