Quedan en mí dos o tres momentos.
La luna se cierne sobre mi cuello
¡cuánto duele esta soledad!
Desprovista de tu cuerpo,
avanzan mis manos, en silencio,
hacia donde reposa el vacío de ti, en mis
adentros.
Me rasguño el vientre y sangro al no sentirte,
mi sexo se humedece porque llora
y me tiemblan las manos y los talones,
se hace el desequilibrio en mi cadera
y tambaleando entre promesas
alcanzo tan solo a preguntarme
¿dónde estarás?
Quedan aquí,
sobre las sábanas que nos han protegido de la
vida,
mi llanto frío, mi desesperación,
la saliva con que mojo cada pedazo de tela
mordido,
todas las sombras de nosotros que quieren
despertar.
Aquí, destrozada en la cama donde te necesito,
abrazo al tiempo que es el único que puede
salvarme
cuando muero un poco de tanto extrañar.
cuando muero un poco de tanto extrañar.
1 comentario:
He leido algunos post de tu BLOg y me gustaron... mi saludo desde esta esquin del mundo
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