viernes, julio 23, 2010

Atardecer Quiteño


Así suele atardecer aquí.
Y ardo como la tarde, de inspiración, de locura, de felicidad.

Ser felices es posible y lo logramos...

sábado, julio 17, 2010

Julio y agua

Los días transcurren como el resto de páginas de un calendario. Cada 24 horas celebro el nacimiento de un nuevo esbozo de amanecer, me congelo en mi cama con el clima que acecha, lluevo junto a las tardes de lluvia y en fin, sigo siendo parte de la misma ciudad en que la hace casi 22 años nací.
Mi imprudencia, ser impulsiva, ser audaz y hasta cierto punto conservar la inocencia del mundo, es parte de ser quien soy, a diario.

Mis ganas de no retomar la Facultad nunca, de permitir que estas vacaciones me sean eternas, de perderme en sus labios hasta que no haya más espacio en el mundo para nosotros dos. Tengo inapetencia de la realidad hoy.

Escuchando a Antonio de Pinto, recorrí mi adolescencia durante este verano que resultó ser un invierno tardío. Hice las paces con el pasado, me reconcilié con viejos versos y comencé una nueva temporada en mi guión de vida.
Trato de mantenerme firme ante lo que creo, y quizá, debo mantenerme firme ante lo que es correcto y aún no intento.

Escuchando Antonio de Pinto, tengo para esta noche la canción que cierra un sábado de julio, sin más que su calor, que su delirio de nosotros. Porque finalmente así somos, libres, transparentes, vitales... como agua.

En parte para mí, en parte para él; decidida a ser para todos.


COMO AGUA
Dime qué extraño botón

enciende la luz que activa al amor.
Dónde se puede encontrar el despertador

que da la señal.
¿Qué arteria me llevará al centro de ti como a una ciudad?
Acaso un viejo ascensor
que baje hasta el bien,

que suba hasta el mal
que empieza en el fin,

sin dar marcha atrás,
que lleve hacia ti

como hacia un desierto de agua.

¿Qué cable controlará los cambios de humor tan raros que das?
la culpa es de la ciudad, del tiempo, de dios,
del ciclo menstrual.
Despliegas fuego y ya ves,
tu ejército aquí no puede vencer,
sólo gana la guerra aquel que no la arma.

Ay me llueve el amor, me sale la voz como agua.

Luego amanece y le das la espalda a tu error,
vuelta a comenzar,
te echo la charla del mes
me miras así fingiendo entender,
especialista en cambiar
al mundo el color y al tiempo su edad
se abre el encanto
y no sé si debo reír, si debo llorar,
si me quedo aquí, si puedo escapar,

Tú encima mí
Yo dentro del bien, como agua.
Muy dentro de ti,
tú encima del bien, como agua.

Yo dentro del bien, como agua.
Muy dentro de ti
tú encima del bien,
como agua.

lunes, julio 12, 2010

"...permíteme errar, amor,
si al final tus labios son
la consecuencia de mis equivocaciones..."
Belén