sábado, septiembre 22, 2012

De regreso // fotos by Me


La iglesia de San Francisco de Quito, un día cualquiera, una noche cualquiera.

Han pasado muchos meses desde que dejé de escribir aquí. Desde luego que muchas sucedieron desde entonces, pero solo vale mencionar aquellas que más cambiaron el curso de mis días.
Empecé a recibir terapia farmacológica porque empecé a ir al siquiatra. El trabajo en el que me encuentro no es precisamente el más placentero ni relajante de la vida... La vida de médico enloquece y si le agregamos la pizca de locura innata... podría mentir diciendo que iba a buscar un suicidio, pero no lo haré. Hace unos seis meses entré en crisis depresiva y básicamente una cosa llevo a la otra y en estos momentos estoy tratando de controlar mi bipolaridad. Ya sabía que era bipolar, pero siempre me rehusé a la medicación.



"Mis primeros sicotrópicos"
En un inicio, los efectos del litio, los ansiolíticos (bromazepam) y el antidepresivo (paroxetina) fueron devastadores... juré más de una vez que no iba a morirme de bipolaridad sino por efectos adversos. Pero salí de eso, de ese estado de sedación a un estado de equilibrio nuevo para mí. Me gustó, sí, me gustó ser objetiva, no ser impulsiva, ser un juguetito de cuerda que se mueve por inercia y por física... Por eso hace unas semanas abandoné el tratamiento. Porque extrañaba ser quien soy.
Lo que está por venir aún es una incógnita respecto a lo que podría llamarse "mi salud mental" pero lo cierto es que me amo tal cual soy... y mi personalidad extrema no ha sido causa de disfunciones en mi vida cotidiana nunca... no sé aún si seguir o no "durmiendo" con las pastillas... si debo o no dejarme ser el animalito con serotonina alterada o una mujer promedio, con carácter promedio, con sentimientos promedio...
De todas formas, fue interesante sentir lo que para algunos es la "normalidad"...

Por otro lado, tras seis años de relación, mi enaquelentoncespareja y yo hemos terminado. Más bien, lo dejé. No sé si fuera efecto de la medicación pues lo hice en esa temporada de adaptación o el peso de las mentiras que le dije durante tanto tiempo, o la mezcla de ambas... pero lo dejé porque no podía más callarme las cosas que le hice.
¿Lo amé? Desde luego que sí... pero también suelo ser una vengativa de mierda que no sabe del todo perdonar las mentiras... Y cargué con eso durante 6 años más crisis de hipomanía y depresiones alternadas.

(Ahora mismo recuerdo alguna tarde, de su mano, comprando galletas en una panadería, mientras en mi ciudad llovía levemente... en serio que éramos felices...)
Las cosas salidas de control suelen descarriar universos. Decidí contarle la verdad respecto a todo y aunque intentamos mantener una relación amistosa, no duró más de una semana el intento y ya nunca volveremos a saber de la vida del otro. Me lo pidió, me pidió que no volviera a merodear en su vida y se lo voy a cumplir pues es lo menos que merece.

Detrás de cada sonrisa dicen que hay una razón... La mía ahora tiene nombre y apellido y como 8 horas de distancia en el medio de transporte más económico de mi país.
Y sí, es médico, joven... y aspira como yo a alcanzar algo en esta profesión que tenemos.
Se le ocurrió darme un anillo al poco tiempo de empezar a establecer nuestra relación... tenemos un compromiso, de algún tipo, con algún fin... un compromiso al fin y al cabo.
Por ahora solo sé que me siento bien a su lado, que me siento completa y que he empezado una nueva relación completamente sincera...
(15-12-2012:completamente sincera de mi parte...)


¿Literatura? ¿Arte? He tenido que dejar todo eso porque regresé a la vida de hospital... Y ahora estoy trabajado en el Hospital de referencia de mi país... Es decir, el hospital de especialidades más importante que tenemos...
Los horarios son terribles, el trabajo es pesado, la vida transcurre por fuera de ese lugar... 

No puedo extenderme, porque no quiero y porque no puedo...
Pero vuelvo... al final de todo, vuelvo.