jueves, mayo 26, 2011

Recuerdo // foto: Biblioteca Municipal, Quito (el balconcito)

Ahora que ya no hay Facultad ni hospitales, no tengo malas noches y las madrugadas por fin las paso mirando a la ventana sin ninguna prisa.
Por fin estoy libre. Tres meses que me esperan para devolverme, en algo, esos detalles que tengo en deuda conmigo misma.

Mientras escondía todos los libros de medicina y sacaba la literatura, mientras guardaba las pinzas y el equipo de cirugía menor y sacaba los pinceles, las acuarelas, me empecé a empapar de añoranzas.

Lo confieso. Je l'avoue. Me he llenado de recuerdos. No es malo, no, no todo es malo cuando se trata de recordar.
Pero también estoy repleta de sueños.
Y creo que entre soñar y recordar, me quedo con eso de apoyarme a la almohada, cerrar los ojos fuerte, esperar y mirarte, en colores, en una dimensión que no existe y por la cual quiero seguir a diario.

Sí, me quedo con los sueños porque quizá duelen menos y hacen más por empujarnos hacia el mundo. Son el combustible con el que me muevo y son el combustible con el que nos hemos movilizado tantos años ya.

Sin embargo, no todo es malo, ya lo dije.

Rescato por azar, de un 26 de septiembre del año 2008, estas palabras.
No digo que las robo porque su autor siempre estuvo de acuerdo en compartirlas.
La imagen que lo acompaña... mierda... acabo de notar que la tomé el 28 de septiembre del 2008... Mierda.

Si hay coincidencias en la vida, qué fea manera tener que vivirlas así...

Sin intención pero quizá con ella... coincidencias. Mierda. Coincidencias.

RECUERDO

Recuerdo
la dureza cruda
de tus pechos
acariciando
mis lagares
en la azotea
de un patio blanco
a la sombra
del volcán meridiano
y tu, pequeña jara,
en silencio
me besabas
con tus labios
de araucaria
donde se escurría
mi lengua emigrante
y así sentí
los rayos audaces
del sol
como un racimo
en llamas

viernes, mayo 13, 2011

Y ojalá todos los viernes fuesen como hoy o como tú...


Ya saben. Esos viernes en que te levantas sin prisa, que no desayunas pero tampoco sientes que te hace falta.
Sí. Esos viernes en que el cielo es gris y a uno se le despierta el animalito andino que lleva por dentro el corazón.
Y soy cóndor con este clima o soy alpaca, soy como esas chuquiraguas que adornan mis páramos y a veces mi memoria.

Sí. Y te puedo escuchar del otro lado del teléfono aunque sea breve. Y sonrío.
Lo único después de ti que quiero desde que empecé a organizar el día es un buen choclo tierno con habas y queso.

Hoy es uno de esos viernes en que salgo camino a la Facultad y tengo antojos de pastel de chocolate.
Y todo se cumple. A una cuadra de la Universidad venden uno de los mejores pasteles de chocolate de esta ciudad.

Voy a clases, en viernes que empieza a llover y todo sale bien. Misteriosamente.
Alguien menciona que hoy ha caído viernes y que es trece.
No creo en la numerología pero sí en el amor.

Martina me espera en alguna esquina. Comemos algo juntas y vamos a comprar golosinas. Creo que tengo una provisión de paletas de aquí a finales de mayo. Nunca me duran demasiado los dulces.

Regreso a casa en el mismo autobús que tomo a diario. Hay poca gente, un frío parecido a su silencio y la ciudad extraña en que vivo, aunque tengo una mochila con un cargamento nada despreciable que me pone contenta, no parece emocionarse conmigo.

Enciendo el Ipod con Chaouen en la lista y no hay tráfico tampoco. Los quiteños somos especímenes raros. La mayoría tiene miedo de empaparse en felicidad o en llanto cuando a este cielo cercano, donde tanto le costaría respirar a cualquiera que no fuese nosotros, le da por mojarnos.

Llego a mi parada, cuatro cuadras de camino a casa para estar a tiempo. ¿A tiempo de qué? No lo sé. Aún no sé que todo está a punto de cumplirse.
Enciendo un tabaco y camino despacio.

Abro la puerta de esta casa. Ni siquiera los perros salen a saludarme. Todo se congela aquí.
Dejo mis cosas, me quito el abrigo y descubro que los antojos también son hereditarios.
Mi madre ha cocinado, sin saber de mis anhelos, habas y choclos tierno
s.

lunes, mayo 09, 2011

"RELATO DE LA MUY SENSIBLE DESGRACIA ACAECIDA EN LA PERSONA DEL JOVEN Z" Pablo Palacio

RELATO DE LA MUY SENSIBLE DESGRACIA ACAECIDA EN LA PERSONA DEL JOVEN Z
(extracto)
Pablo Palacio

El joven Z se matriculó en el año de Patología el quince de octubre de mil novecientos veinticinco.

Puede afirmarse que, primordialmente, el desgraciado joven Z tuvo 3 amigos: A, B y C. C es el cuentista.

Mi nunca bien admirado amigo Z fue mártir de análisis introspectivo y de su buena voluntad de paciente. Mi amigo Z pudo estudiar la materia íntegra sobre sí mismo, progresivamente, a medida que su ojo hecho tragedia se comía las páginas del inocente Collet.
Aunque no era tuerto, digo “su ojo”, porque es mejor decir “su ojo” que “sus ojos”.

Siguiendo el sistema del segundo capítulo de mi RELATO, afirmo que para mi recordado amigo, muy justicieramente desde luego, la letra Z fue la más importante del alfabeto.

Y de conformidad con lo dicho en el tercer capítulo, para perpetua lamentación nuestra, acaecióle lo que en éstos se refiere:

REUMATISMO ARTICULAR AGUDO

En los primeros meses de estudio fue asaltado por el peligrosísimo reumatismo articular agudo; un insistente dolor en la muñeca derecha, que mantuvo en constante tensión de animo a sus amigos A, B y C.

Consecuencias autopronosticadas por el espíritu analítico de Z: peligrosísimas afecciones cardíacas. Etiología: la maldición de las habitaciones húmedas. Todas las habitaciones son húmedas. ¿Qué haría Z? Z era el joven más desgraciado del mundo. Las letras del alfabeto estaban óseamente atacadas de indiferentismo. Z podía morirse como un perro...


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De esto hablaba. Del joven Z. Yo todavía no creo estar presa en tanta desgracia.
Les sonrío.
Un abrazo fuerte, para todos, en lunes de mayo... como tiene que ser.
Belén


domingo, mayo 08, 2011

Palacisantemente


"Solo los locos experimentan hasta las glándulas de lo absurdo y están en el plano más alto de las categorías intelectuales"


Nunca en mi vida fui capaz de ganar nada.
Alguna vez intenté modificarlo todo, desde la orientación de la cama hasta el orden de los cajones de ropa a ver si así cambiaba mi suerte. Pero no. Cuando se tiene tanto en contra es demasiado difícil que el equilibrio del desastre se invierta.

Y aquí sigo yo, dos de la madrugada y casi insomne. Casi. ¿Para mí nada puede resultar completo, verdad?

Tengo la impresión que alguien por debajo del segundero se está riendo de mi desgracia.
Lo que no tengo demasiado en claro es si se ríe de mi vida entera (la mayor desgracia que conozco) o si hay algo particular en mi historia que lo entretiene.

Nunca, como ya dije, nunca he ganado pero tampoco he perdido nada.

Si no esperas, no te defraudan; si no amas, no te engañan.

Esa es la manera más piadosa de mentirme, sí, a las dos y media de la madrugada, cuando descubro que se me han agotado los tabacos, los amigos y la paciencia, en general.

DEL JOVEN AL HOMBRE Z
(De mi homenaje a Pablo Palacio)

sábado, mayo 07, 2011

Ciertos momentos...

- Besas con los ojos abiertos, interesante
- ¿Qué? No. Beso con la boca. O sea, también cierro los ojos.