miércoles, enero 30, 2013

Capítulo España: Cádiz

CÁDIZ
Catedral de Cádiz

Tenía muchas deudas con esa ciudad, muchas promesas construidas, muchos sueños que ahogué en ese mar.
Cádiz, que en realidad es una islita unida al continente, me supo más a soledad que a otra cosa.
Como todo puerto, seguramente allí también, como yo, muchos tantos hicieron despedidas y perdieron esperanzas.


En sí, la ciudad me pareció silenciosa... pero es que se me ocurrió llegar a Cádiz en primero de enero, donde todo estaba cerrado... Fue mejor así, quizá no habría sido llevadera mi estancia con ajetreo... tuve mi tiempo para pensar, para sentir, para extrañar y hasta para escribir.

No me dediqué extensamente a la fotografía en la ciudad y es que tuve que saldar cuentas, más que nada con el pasado que se me fue de las manos...

Ya lo dijo el poeta gaditano:

"Pero tú sabías
que el amor que nunca acaba en nada
es que que no se da del todo"...
Y yo, lamiéndome las heridas de lo cobardes que fuimos, de lo pobres que fuimos (ni un solo dólar, ni un solo euro para hacernos realidad), cerrando las cicatrices de lo inocentes que fuimos, cerré un capítulo de mi vida en el puerto, en sus olas, en la Catedral.


"En el querer importa más el cuando que el cuanto"
 
Así sentenciaba también ese mismo poeta gaditano que una vez me atrapó en sus ojos y me ahogó de ilusiones, de versos...
 

 
También hacía frío, un frío que me impedía la movilidad fácil, que me dejaba con la nariz lastimada... ese frío húmedo como húmedo era mi rostro cuando le lloré, cuando hicimos promesas de parasiempres...
Por eso, la entrada que hace alución a Cádiz no es sino una entrada pretexto para poner aquí unos pedazos de la carta-poema que escribí allí, en esas calles, en ese silencio...
Empecé así el año, diciendo:
 
Ahora comprendo porqué te empeñabas tanto en que tuviésemos nuestra casa frente al mar...
Ahora que estoy rodeada de felicesañosnuevos en el corazón de Cádiz me termino de arrancar nuestra vida.
Te dejo la felicidad, desnuda, en la puerta de la Catedral que grita desde sus campanas que se acabó, que me dejaste para siempre, que no soy más que un nombre que se te repetirá en las navidades y que olvidarás conforme se te mueran otros versos en otros labios, en todas las mujeres que ocuparán el sitio que solo reservas a tu soledad.
Estoy en Cádiz, gaditano, doliéndote sin que tú lo sepas, abrazada al frío que llega con la marea, con tu nombre en mi cabeza...
Lo que ya no fue, lo que no quisiste que sea, lo que se va a podrir en las almohadas y el miedo llamará "pasado".
...
Pasaba por allí imaginando a Daniela... Nos imaginé felices, resueltos a llevar a cabo por fin el punto de la familia que soñamos, donde nadie iba a tener atrasos ni prisas. Felices, como dijimos años atrás, como cuando aún te importaba trasnocharte por mí, pensando que el amor iba a durarte.
Pero ya lo sé, ya. El amor se te fue como los campanazos de este enero. Lo que sentías por mí, todo a la mierda, lo sé, más rápido que fumarse otro tabaco a la madrugada, más rápido que quejarnos del trabajo y de arrepentirnos por los tantos años de relación que llevábamos encima.
...

1 comentario:

Marcelo dijo...

Mi madre es de un pueblito de Málaga llamado Alozaina. Pero a estas alturas la primer ciudad que me gustaría conocer de España es Cádiz. Una persona muy importante en mi vida se crió allí!