miércoles, enero 30, 2008

Quiteñismos // photos by Belén

Soy quiteña, con el aire nostálgico y noble que nos concede esta ciudad por nacimiento. Tengo la misma interrogante que Tobar García (¿Por qué Quito?) y la misma enfermedad que Ramiro Oviedo (esquitofrenia).

Mi boca no se despega de la esperanza. Mi andar sigue transitando las esquinas donde cazo sueños o duermo intenciones. Las casas de fachada blanca se degüellan y sangran el celeste que recorre hasta la acera de nuestros miedos. El olor a humedad te intoxica, se come libros, se limpia de sudores en tu mirada; las palmeras chocan con el cielo y amanece San Francisco de Quito frente a todas las maldiciones vertidas en él.

Vivo en el crujir de las tablas, en los conventos, en el pan de oro parásito de las manos que le dieron forma y le agregaron santos. Aquí, en esta capital de fuego, que arde sus historias desde los zaguanes incompletos.

Soy quiteña, como quiteña que se enrosca en la ermitaña soledad de los monumentos que las polillas devoran, en el despiadado encanto de las Siete Cruces de la García Moreno.

Anestesiada en la oscuridad de nuestros sueños, la única verdad que me consuela es el ritmo inútil al que se muere esta ciudad.

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