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Me dedico a fantasear, pincel en mano, con que puedo colorear mi ventana a partir de los restos de mi imaginación.
Todo el caos que desato a diario. Una nueva perspectiva. El mundo se comprime en versos... Locura, magia y poesía.
Tientas la suerte preguntándome "¿qué piensas?"
si quieres te dibujo, susurrando, lo que llego a imaginar mientras me estás acariciando.
Guardas distancias que te saltas para darme,
motivos que me incitan a mezclarte tu fantasía y mi verdad.
Los trucos que me invento, yo si quieres te los cuento
pero en calma, frenético es el ritmo cuando hay calma,
sudar neuronas, ir poniendo trampas,
dejar que hable la piel - esa lengua que nos humedece el alma -
Bebo el resto del aliento que nos queda,
tú mándame algún verso por la oreja,
yo ya lo rimaré al compás que me marcas cuando tiemblas
y me dices que no aguantaremos más.
Regálame un segundo, no hace falta respirar.
No es malo que se acabe el universo si se expande con la calma...
Mi razón no pide piedad,
se dispone a partir.
No me asusta la muerte ritual
sólo dormir, verme borrar.
Una historia me recordará, vivo…
Por la Negra Tucumana que nos entrelazó, el humo de mi cuarto que sigue perfumando todas, todas, las ausencias…
Aún tengo la sensación de Uruguay entre mis cadenas, entre mis susurros. Recuerdo todavía el instante en que me detuve, por así decirlo, a contemplar las distancias.
Montevideo, Montevideo... la calma, el frío, la soledad...