jueves, abril 16, 2020

2 / CoVid19

Lasciatemi cantare...

Aeropuerto de Barcelona. 
Nunca me ha gustado. 
Pero es una parada casi obligatoria para casi cualquier viaje que hago.

Aeropuerto de Barcelona: todavía lleno de gente. Dentro y fuera de temporada alta para el turismo, ese aeropuerto siempre está repleto de personas. Lo curioso de este año era ver tan pocos asiáticos... ellos, tan característicos siempre, en grupos grandes y con las cámaras de fotografía de última generación tecnológica. Llegué por la tarde-noche a Barcelona y tenía que buscar dónde estaba la parada del autobús. 

Me explico: tras hacer guardia de 17 horas luego de trabajar 8 horas en la mañana, con la mochila albergando fármacos para dormir, no se me ocurrió nada mejor que ahorrar haciendo el trayecto en autobús, por la noche (sí, 24 horas de viaje señores. Masoquismo no, lo siguiente).

El cansancio no es tan intenso hasta que te sobreviene "el bajón" acumulado. Ya sé, la frase no se entiende muy bien... pero es que el estado postguardia es una sensación que no se puede describir con facilidad. Entre la ansiedad preWAR-DIA, el ambiente de la guardia y el día siguiente que es un día "perdido" entre las almohadas...

En fin.


Mi trayecto era largo pero con el autobús tuve suerte. No se sentó nadie a mi lado así que aquel recorrido nocturno atravesando Francia fue relajante y hasta cómodo... no sé si soñé algo, tampoco recuerdo demasiado salvo que casi todo el mundo tosía. A lo mejor ahí fue que algún virus o bacteria cayó sobre mi persona... o no.

Cuando desperté, estábamos en algún sitio de Francia y hacíamos parada para desayunar. Mi francés oxidado todavía me permite pedir café y golosinas... así que ahí estaba, desayunando en mitad de la nada y mirando como los periódicos locales hablaban del virus de moda. 
Todo se sentía lejano. O muy parecido, de forma casi morbosa, al juego aquel PLAGUE INC. que jugaba en los últimos años de carrera desde mi Kindle.

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