martes, agosto 08, 2006

Recuerdos, poema múltiple

RECUERDOS
por Borrego Plomito y Lobita Rayada
Como dos niños que mascullan sus nombres
así entre cada beso vamos dejando
la constancia de deletrearnos.
Como dos niños que desconocen lo que hacen
y se endulzan el oído con palabras de miel,
que giran entre sus brazos rápidamente
mientras el sol hace su apagón diario.

Como dos niños, afirmamos todo
con un abrazo, una sonrisa.
El pensamiento del viento nos apura
las caricias.
Como dos niños en un sitio conocido
hallándose las razones de permanecer
estáticos al presente, obviando el futuro
se preguntan si nos queremos a la continuidad.

Como dos niños, con la inocencia descalza
y la boca de flores
así nos sorprende el tiempo:
clavándonos miradas
jugando a ser los recuerdos,
la mano del verano, el corazón en cero.

Así transcurren los días
de juegos, de relatos, de miedos.
Como dos niños, en el borde de sus casas
paseando por el jardín eterno;
antes de caer la tarde
habrá que despedir al temor de lejos.
Como dos niños en abrumadora dulzura,
se ocultan tras los arbustos de piedra
con sus ilusiones frente a ventanas
agradecen al destino sencillo encuentro.
------------------------------------------------------------------------------------------------
Claro que sí, no podía olvidar este poema que al fin hemos podido terminar... hacían falta los versos de mi compañero...
Es una linda escena esa que imaginamos... como dos niños... pero es más lindo aún vernos... reflejados en algún vidrio, algún espejo... Vernos transitar Quito de la mano...
¡Despertamos envidia! Jeje
Aquí, la torpe belén que no merece mayúsculas esta noche... ¡por yashca y mushpa!

1 comentario:

Unknown dijo...

La pregunta cuando dejaremos de ser dos niños, no quiero respuestas, solo divagar entre las emociones de sentirme vivo entre aquel sencillo encuentro que cada tarde y cada noche como la luna al sol esperan para su abrazo diario, como dos compañeros de letras que casualmente hallaron un motivo del porque escribirse sin dejar de verse a los ojos, la ingenuidad nos ha ayudado tanto a dejarnos llevar por el viento otro dilema ya no fue en la nuca fue directo al pecho y directo a nuestras razones.